"Cuando murió Melina Mercouri murió la verdadera tragedia griega...", así me lo ha dicho la persona que más me ha enseñado de teatro en la vida. Y desde luego, como siempre, qué gran razón tienen los sabios...
Tu madre abrió el balcón del dormitorio. Entraba el sol, y la luz de la luna se confundía con el sueño y no sabias muy bien donde estabas. Tu padre avanzaba hacia ti, sonriente, con su regalo, un teatro, un escenario de cartón que colocó ante ti, sobre las mantas. Tenía echado el telón y te invitó a que tú mismo lo levantaras. De esa manera descubriste, como ahora nosotros, un mundo de bambalinas y telones pintados, el mar y el cielo, un paisaje infinito dentro de una caja. Una gran cantidad de personajes habitaban en aquel espacio, hieráticos, pero movibles gracias a unas varitas de cartón. El teatro era tuyo, podías disponer de él, repetir la historia de la Cenicienta, que una amiga te había contado, o la de Peter Pan, que tu madre te había leído una vez cuando estabas enfermo. Personajes y decorados recibirían tu impulso, y empezaría la función. Así lo deseabas, aquella mañana, por primera vez. A punto de dar la orden, un instante antes de hacerlo, mirabas al escenario como ahora lo contemplas y llegabas a la conclusión de que aquel bullicio incipiente de volúmenes, colores y figuras, podía ser la cosa más bonita del mundo. Y así fue como te perdiste, porque te habías metido muy dentro, y cuando cayó el telón, como lo hace ahora, cayó detrás de ti.
Me parece que es el texto donde mejor se describe el sentimiento que cualquier persona puede desarrollar por el teatro.
1 comentario:
El teatro.
Tu madre abrió el balcón del dormitorio. Entraba el sol, y la luz de la luna se confundía con el sueño y no sabias muy bien donde estabas. Tu padre avanzaba hacia ti, sonriente, con su regalo, un teatro, un escenario de cartón que colocó ante ti, sobre las mantas. Tenía echado el telón y te invitó a que tú mismo lo levantaras. De esa manera descubriste, como ahora nosotros, un mundo de bambalinas y telones pintados, el mar y el cielo, un paisaje infinito dentro de una caja. Una gran cantidad de personajes habitaban en aquel espacio, hieráticos, pero movibles gracias a unas varitas de cartón. El teatro era tuyo, podías disponer de él, repetir la historia de la Cenicienta, que una amiga te había contado, o la de Peter Pan, que tu madre te había leído una vez cuando estabas enfermo. Personajes y decorados recibirían tu impulso, y empezaría la función. Así lo deseabas, aquella mañana, por primera vez. A punto de dar la orden, un instante antes de hacerlo, mirabas al escenario como ahora lo contemplas y llegabas a la conclusión de que aquel bullicio incipiente de volúmenes, colores y figuras, podía ser la cosa más bonita del mundo. Y así fue como te perdiste, porque te habías metido muy dentro, y cuando cayó el telón, como lo hace ahora, cayó detrás de ti.
Me parece que es el texto donde mejor se describe el sentimiento que cualquier persona puede desarrollar por el teatro.
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