Van, vienen...

Siento la necesidad de escuchar esa canción que siempre me hace llorar para poder vomitar. Es inevitable, el primer acorde de guitarra y una gota salada asoma sin apenas darme cuenta. Pienso, repienso y le doy la vuelta y vuelvo a la misma conclusión del comienzo, qué irónico es el círculo vicioso, la espiral del silencio, el efecto bola de nieve... Son tantas las que han sido, las que son, las que fueron, las que serán, que se me nubla la vista al pensar en la distancia, en los abrazos que llegan de lejos, en las palabras dichas por decir y en las que llegan y se clavan y sobran y bastan. Son tantas, tantas, las que sorprenden, para bien o para mal. Viva el egoismo ilustrado. Ego, me, mei, mihi, me, mecum. Han pasado relojes, palabras, santos, rezos, sonrisas y lágrimas, y al final simplemente queda la sensación de los que van, los que vienen...
Sí, ya son las velas y el 21+1+1...

1 comentario:

Cohen dijo...

cuando leo algo tuyo me viene tu voz a la cabeza y lo recitas, con tu acento, tu manera de hablar, tu tono, tu manera de decir cari o de repetir hasta la saciedad la palabra cancan!
hay tantas cosas que hacen única a una persona, y tantas cosas que eres tu!
todo único, todo nuevo, novedoso, reformado!
como un buen vino, de estos de años, de los que se dejan reposar y aprenden, de los curtidos, los nutridos, de los de barril, que no avergüenza decir sabe a cobre, madera de pino o latón, que no avergüenza reconocer que en su sabor, en si mismos, juegan otros factores,
y que no todo viene por ciencia infusa!
eso es originalidad
ser única
y compartir, eso siempre, lo haces!
crecer,
crear,
renovar!
ay, las velas, las velas...